La Declaración del Gobierno de EE. UU. sobre Cuba: ¿Una Lucha por los Derechos o un Drama de Telenovela?

Por Henrik Hernandez

 

El escenario está listo, las luces brillan y el drama político se desarrolla en el escenario internacional. En un episodio reciente, el gobierno estadounidense ha lanzado una declaración que ha dejado a muchos cubanos rascándose la cabeza y preguntándose si están viendo una telenovela o una película de suspense político.


El guión dice algo así como: "El gobierno cubano no podrá satisfacer las necesidades del pueblo mientras no se respeten sus derechos". ¡Corten! ¿Alguien más huele el olor a manipulación política aquí? Para muchos cubanos, estas palabras no son más que la trama típica de "mientras no hagas lo que yo quiero, voy a seguir ahorcándote hasta asfixiarte".

La audiencia se ríe, pero no precisamente de alegría. Han visto este episodio demasiadas veces: EE. UU. y Cuba en un juego de poder que parece más una comedia de enredos que una verdadera preocupación por los derechos humanos.

 

El problema es que este drama tiene consecuencias reales. El bloqueo estadounidense ha estado en escena desde hace más de seis décadas, causando más dramas económicos que una venta de garaje en una novela mexicana. Restringir el acceso a cosas como alimentos, combustible y medicinas ha convertido a Cuba en el protagonista de una tragedia económica que parece no tener fin.

 

Mientras la plebe de la élite mundial, en ese Anfiteatro de New York llamado Naciones Unidas, sientan su veredicto de muerte con su dedo pulgar al bloqueo norteamericano, pero nadie es capaz de ejecutar al Cesar, vencido en esta pelea, no obstante Cuba se erige con la espada en alto, inmortalizándose como un David ante Goliat para toda la eternidad.

 

Entonces, ¿cuál es el desenlace? ¿Será que EE. UU. finalmente levantara el bloqueo y todos vivirán felices para siempre? ¡No tan rápido!. Parece que los EE. UU. no aún no están listos para dejar de lado sus aspiraciones anexionistas y su revancha imperialista.

La moraleja de esta historia es simple: si Estados Unidos realmente quiere ser el héroe de esta trama, debería dejar de actuar como el villano. Retirar a Cuba de la ilegal lista de patrocinadores del terrorismo y desmantelar el tinglado jurídico del bloqueo sería un buen comienzo. Después de todo, ¿quién necesita más drama cuando hay suficientes comedias en Netflix para mantenernos entretenidos por años?

 

 

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