Los puentes de la confusión

 

Por Henrik Hernandez

 

Como muchos amigos conocen, trabajo en psiquiatría, quizás otros no lo sepan. Desempeñarme dentro de esa profesión me lleva en ocasiones a buscar la correlación conceptual médica, con cuestiones sociales.

En psiquiatría se emplean muchos términos y diagnósticos, entre ellos psicosis y estado o episodio psicótico. Hago referencia esta condición, pues la aplicaré en este artículo para hablar de toda la situación sobre los llamados “puentes de amor”, los debates en torno a ellos y las acciones de violencia verbal, que en muchas ocasiones conllevan a delitos muy graves, de amenazas, hasta de asesinato.

Yo me encuentro entre los críticos a cuestiones que observamos, se mueven bajo las sombras que dejan estos puentes y las consecuencias, para nuestra Patria y Revolución. Me llama la atención, la pasión que ponen muchos en defensa de esas estructuras sociopolíticas, supuestamente apolíticas, que solo se rigen falsamente por el amor.

Pues bueno, hablando de amor, vamos a adentrarnos en nuestra exposición de hoy. El amor es la relación profunda con el conocimiento y aceptación de una persona, el respeto e incluso la convivencia, independientemente de que racionalmente apreciamos sus valores, pero también sus antivalores y vicios.

Normalmente, una relación amorosa comienza con un periodo de enamoramiento, donde impera la atracción de las formas físicas, el deseo de conocer más íntimamente a la otra persona. El tiempo de enamoramiento varía, pero según algunos especialistas, puede extenderse por unos 4 – 5 años.

De facto, en ese periodo, se pierde el control de la racionalidad en la apreciación de la otra persona, hasta tal grado que somos incapaces de ver las cosas más evidentes negativas de la misma y acciones, incluso de infidelidad. Cuando alguien que realmente nos aprecia y ama, nos dice o señala algo para alertarnos, actuamos verbal y físicamente con violencia, ignorando la realidad de los hechos. Se vive una realidad paralela, divorciada de la existencia terrenal, que los demás aprecian, aunque una gran mayoría opta por hacer silencio y no inmiscuirse.

El enamoramiento, en esos casos, se asemeja a los episodios psicóticos, con creencias falsas, ver y oír cuestiones que no corresponden con la realidad. Cuando eso sucede se expresa incoherencia del habla, comportamiento de forma inapropiada para la situación en que se encuentra.

Ese fenómeno se puede aplicar a niveles grupales y/o comunitarios, lo que se conoce, como “psicosis colectiva”. Hoy observamos que existe una psicosis colectiva alrededor de los llamados puentes de amor, que ha penetrado a las personas dentro de Cuba, los medios de información y alcanzado tocar lo más sagrado del estado, aquellos que están en la obligación de defender la esencia del mismo, ya sea como funcionario administrativo, político o agente de seguridad.

Es incomprensible que los medios de comunicación cubanos, “compañeros” dentro y fuera de Cuba, defiende a capa y espada los llamados puentes de amor, y actúan como medio de promoción y mercado, más que de una idea o acción política, a determinadas personas, cuyo vida anterior y su accionar actual, ponen en duda los objetivos, que dice tener el movimiento.

No se puede entender que un moviendo se proclame sin ideología y al mismo tiempo en foros paralelos, los líderes del movimiento, se presentan y expresan como “disidentes” del sistema cubano, y dicen que trabajan por el cambio interno en nuestra patria, desean restaurar un putrefacto sistema multipartidista, la economía de mercado, lo cual de hecho significa, que el objetivo es desmantelar los fundamentos básicos de nuestra sociedad, establecidos en la Constitución de la República de Cuba. Con ello el movimiento de facto está ideologizado. Únicamente no aceptan la ideología de la Revolución, ni manifestaciones, ni expresiones de la misma dentro del movimiento, y nos quieren imponer la falsa desideologización de palabras, pero no de acción.

No se puede entender que se acepte, a quienes dicen combatir el “bloqueo interno” y expresan que la patria “no es feudo de tiranos y dictadores”, en referencia a la dirección política de nuestro país.

No se puede entender, que aceptemos, la falacia, de que es un movimiento único nacido en Miami contra el bloqueo. Falacia, porque el movimiento no es contra el bloqueo, sino peticionario para desmantelar un embargo, que en realidad no existe, pero al mismo tiempo legaliza políticamente el bloqueo, el boicot y la guerra económica, comercial, financiera, política y diplomática contra Cuba. Falacia, porque en esa ciudad y en el país del norte siempre han existido quienes han desarrollado actividades contra el bloqueo y lo han expresado, sin “please”, ni aceptando el término de “embargo”.

No se entiende que quienes cantan canciones con contenido subversivo y anticubano, incluso junto a personajes acusados públicamente de vínculos con narcotraficantes en Panamá y que ha amenazado la integridad física del Embajador de la República de Cuba en Panamá, se le acepta e incluso son recibidos como si fueran héroes.

No se entiende, que las secciones políticas de la FAR y el MININT, no tengan la capacidad de realizar análisis objetivos sobre este fenómeno y hacer llegar sus recomendaciones a las más altas esferas del poder revolucionario, alertando sobre los verdaderos objetivos de quienes dicen dirigir el movimiento, como tampoco se entiende que los órganos de seguridad hayan permitido un encuentro personal con el Presidente de la República de Cuba. Encuentro que se utiliza para profundizar la labor de zapa de algunos y para pretender silenciar a quienes levantamos la voz ante tal situación.

Se trata de honestidad conmigo mismo, cuestión de principios, pues no se puede dejar libre el camino al enemigo. No dejaré que me impongan un criterio, que entiendo es la puerta abierta para derrumbar el poder del pueblo cubano y sustituirlo por la decrépita burguesía mafiosa de Miami. Los puentes de amor, están provocando confrontaciones, no entre revolucionarios, sino entre contrarrevolucionarios y revolucionarios y algunos revolucionarios, que han sido embaucados, con el discurso de un amor absoluto, por encima de los intereses de la nación cubana, manipulando la necesidad de que el bloqueo sea desmantelado. Se está produciendo un estado de desmoralización e incomprensión por parte de ciudadanos de otros países, que históricamente han sido solidarios con nuestra Patria y su Revolución, ya algunos de ellos convertidos en blancos de las más horribles acusaciones y ataques verbales. Esto también le sucede a compatriotas míos que residen en el extranjero.

Basta de manipulaciones, de mentiras y autoengaños. Es la hora de salir del estado psicótico social que algunos promocionan y quieren imponer a quienes no estamos de acuerdo, con ataques, difamaciones y amenazas. Veo “puentes de amor” como detonante de una confusión moral, político e ideológico debido al estado psicótico que provoca en las filas de la Revolución. 

 

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