Eso es traición

Henrik Hernandez

 

Todos hemos podido observar cómo algunos artistas, periodistas, intelectuales y personalidades destacadas de nuestra patria, de repente levantan sus voces y se convierten en apologetas de causas defendidas por enemigos de Cuba y en jueces condenatorios de las decisiones tomadas por las autoridades políticas y administrativas de nuestra patria.

Vemos el coqueteo y el guiño de ojos que lanzan a quienes están fuera del país, quizás con la esperanza de que le perdonen el pecado de haber vivido la gloria de un pueblo en revolución, que ha resistido más de 60 años de bloqueo total financiero, económico, comercial, diplomático y propagandístico.

Más que excepciones, podemos constatar que se ha convertido en una norma de conducta, que luego es defendida a “capa y espada” por ellos mismos y alguno que otro correligionario, en nombre de la “libertad de expresión” y citando palabras incluso de Fidel Castro u otros héroes cubanos a manera de argumentación, pretendiendo con ello anular que en el plano político y propagandístico a quienes se atrevan pronunciarse en contra de sus acciones, palabras y/o declaraciones.

Vemos también como pretenden silenciar a los demás, presentando su carácter de ídolos artísticos o mostrando medallas de la DSE, como si fueran patentes de corso para impugnar las decisiones de nuestras autoridades, pero no se atreven a actuar de acuerdo reglas establecidas que les permite la ley para manifestar su desacuerdo, impugnar o apelar las decisiones que según ellos son erróneas e incluso criminales.

 

Lo importante para ellos es la manifestación pública, para que el enemigo capte sus antipatías hacia las medidas de la revolución y vean que también ellos bailan al son de canciones venidas del Norte, que nada tiene que ver con Patria o Muerte.

Esas actitudes, además de irresponsables, son abusivas hacia las autoridades cubanas que dirigen y administran las diferentes esferas de la vida social de Cuba, en condiciones de una nación sitiada, bajo una guerra total y permanente por parte de EE. UU., el Imperialismo intangible global, los grupos anticubanos, entreguistas, anexionistas y mafiosos de cubanos asentados en territorios extranjeros.

Esas actitudes no tienen nada que ver con la crítica sana dentro de la Revolución, más bien se trata del germen de la capitulación de almas indecisas e inseguras. 
Todo parece indicar que hay intelectuales que han caído bajo las artes de la inteligencia enemiga, que a decir de Allen Dulles, ex-directo de la CIA:”… artistas, que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad”.

De tal suerte se posicionan en las trincheras del anticubanismo practicado fuera de Cuba. Convirtiéndose en aliados de los enemigos de Cuba. Esas actitudes no están DENTRO DE LA REVOLUCIÓN, sino a 90 millas de Cuba. De esa forma no le entregan armas al enemigo, sino que se convierten ellos mismos en”armas de exterminio en masa” en manos del enemigo, capaz de arrasar cuanto existe y estandartes de la guerra propagandística contra nuestra patria y su Revolución.

Eso no se puede justificar ni con curriculum vitae en la vida artístico cultural e intelectual del país, ni por ser icono artístico admirado en Cuba y el mundo. Eso es tracción.

 

Todos hemos podido observar cómo algunos artistas, periodistas, intelectuales y personalidades destacadas de nuestra patria, de repente levantan sus voces y se convierten en defensores de causas defendidas por enemigos de Cuba y jueces condenatorios de las decisiones tomadas por las autoridades políticas y administrativas de nuestra patria.

Vemos el coqueteo y el guiño de ojos que lanzan a quienes están fuera del país, quizás con la esperanza de que le perdonen el pecado de haber vivido la gloria de un pueblo en revolución, que ha resistido más de 60 años de bloqueo total financiero, económico, comercial, diplomático y propagandístico.

Más que excepciones, podemos constatar que se ha convertido en una norma de conducta, que luego es defendida a “capa y espada” por ellos mismos y alguno que otro correligionario, en nombre de la “libertad de expresión” y citando palabras incluso de Fidel Castro u otros héroes cubanos a manera de argumentación, pretendiendo con ello anular que en el plano político y propagandístico a quienes se atrevan pronunciarse en contra de sus acciones, palabras y/o declaraciones.

Vemos también como pretenden silenciar a los demás, presentando su carácter de ídolos artísticos o mostrando medallas de la DSE, como si fueran patentes de corso para impugnar las decisiones de nuestras autoridades, pero no se atreven a actuar de acuerdo reglas establecidas que les permite la ley para manifestar su desacuerdo, impugnar o apelar las decisiones que según ellos son erróneas e incluso criminales.

 

Lo importante para ellos es la manifestación pública, para que el enemigo capte sus antipatías hacia las medidas de la revolución y vean que también ellos bailan al son de canciones venidas del Norte, que nada tiene que ver con Patria o Muerte.

Esas actitudes, además de irresponsables, son abusivas hacia las autoridades cubanas que dirigen y administran las diferentes esferas de la vida social de Cuba, en condiciones de una nación sitiada, bajo una guerra total y permanente por parte de EE. UU., el Imperialismo intangible global, los grupos anticubanos, entreguistas, anexionistas y mafiosos de cubanos asentados en territorios extranjeros.

Esas actitudes no tienen nada que ver con la crítica sana dentro de la Revolución, más bien se trata del germen de la capitulación de almas indecisas e inseguras. 
Todo parece indicar que hay intelectuales que han caído bajo las artes de la inteligencia enemiga, que a decir de Allen Dulles, ex-directo de la CIA:”… artistas, que comenzarán a sembrar e inculcar en la conciencia humana el culto del sexo, de la violencia, el sadismo, la traición. En una palabra: cualquier tipo de inmoralidad”.

De tal suerte se posicionan en las trincheras del anticubanismo practicado fuera de Cuba. Convirtiéndose en aliados de los enemigos de Cuba. Esas actitudes no están DENTRO DE LA REVOLUCIÓN, sino a 90 millas de Cuba. De esa forma no le entregan armas al enemigo, sino que se convierten ellos mismos en”armas de exterminio en masa” en manos del enemigo, capaz de arrasar cuanto existe y estandartes de la guerra propagandística contra nuestra patria y su Revolución.

Eso no se puede justificar ni con curriculum vitae en la vida artístico cultural e intelectual del país, ni por ser icono artístico admirado en Cuba y el mundo. Eso es tracción.

 

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