Bajo Lupa 58. Rusia entre sanciones, guerra mundial y revolución socialista

Henrik Hernandez

 

Prácticamente, el mundo entero está observando la operación militar que lleva Rusia en Ucrania y tomando partido por una de las dos naciones. Lo triste es que eso sucede a la sombra de narrativas mediáticas, que en muchos casos dejan fuera del ángulo de observación los hechos reales y su cronología, sacrificando con ello la verdad en santa Inquisición de intereses mezquinos que dejan al ciudadano en un mundo irreal maravilloso de una virtualidad real.

Vemos cómo el mundo “democrático” entierra sus propios principios de libre mercado, el respeto a la sacrosanta propiedad privada y los derechos humanos, tan cacareados por occidente.

La batería de sanciones económicas (yo las llamo extorsiones) llegan tan lejos que las estudiantes de origen ruso están siendo limitados en escuelas e instituciones en la Vieja Europa, tan solo por ser rusos. Restaurantes y otros negocios cierran sus puertas a aquellos que proceden de ese país. Jugadores de equipos de fútbol se niegan a jugar con el equipo ruso, etc. No son decisiones institucionales, sino a niveles bajos inspirados en las políticas propagandísticas ruso fóbicas.

A niveles institucionales vemos como el bloque de la Unión Europea junto a sus aliados anglosajones imponen sanciones a personalidades, al deporte, aerolíneas rusas, empresas y la mayoría de sus bancos no pueden utilizar el SWIFT. El golpe más fuerte ha sido contra el Banco Central de Rusia, al cual se le escamotea las reservas internacionales al mejor estilo piratesco del siglo XVI, esta acción ha sido nombrada, nada más y nada menos como “golpe nuclear económico”.

Ante esta situación Rusia está respondiendo en forma de espejo. La economía mundial se tambalea y la rusa se va a la ruina. Esta situación puede llevar al mundo a una Tercera Guerra Mundial.

Internamente en Rusia, el Banco Central subió la tasa de intereses al 20%, un alza descomunal que dejan totalmente sin financiamiento a la industria de ese país y el desempleo conllevará junto a la inflación al establecimiento de tarjetas de razonamiento. La explosión social se avecina si ese escenario se desarrolla. 
Junto esto observamos como los sectores liberales cosmopolitas, actúan como quinta columna contra su propio país.

Ante tal situación la dirección política de Rusia se ve en la encrucijada de reequilibrar su sistema. Para ello se verá forzada a reajustar su economía pasando del”libre mercado” a una de planificación centralizada, al”socialismo militar” y despojar a los oligarcas y liberales rusos de su propiedad a través de la expropiación y ponerla al servicio del estado.

Sí la élite política rusa no se atreve, a dar ese paso, debido a su esencia clasista burguesa, entonces la explosión social, con la fuerzas de los de abajo llevarán al país al restablecimiento del socialismo y un ajuste de cuenta liquidando a las clases parasitarias e incluso física de sus representantes políticos.


Lo más probable es que se produzca la nacionalización y confiscación  forzada por parte del estado, una revolución desde arriba y se pase a una economía estatal centralizada de compromiso social.

 

De suceder eso, es inminente e inevitable la desintegración de la Unión Europea, el desmantelamiento de la OTAN y la pérdida total de la hegemonía de los EE. UU. Las medidas restrictivas contra la economía y las políticas de sanciones, conllevan a conflictos, que podrán acabar en guerra, en este caso en la Tercera Guerra Mundial. En cualquier caso nos veremos en una nueva realidad geopolítica.

 

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