Un 26 diferente”¡Este es nuestro Moncada”!

Por Leticia Caridad Fonseca Gómez

 

“Siempre es 26”, es una de nuestras consignas más socorridas; en nuestro imaginario se traduce como que siempre hay que trabajar con el mismo espíritu de lucha, con la misma decisión de vencer, con la convicción de que es absolutamente necesario cumplir la tarea.

 

A menudo nos ocurre que creemos que de ella, por pequeña e insignificante que parezca, depende la pervivencia misma de la Revolución, por eso le ponemos el corazón a todo lo que hacemos y nuestros procesos volitivos se enfocan en hacer nuestra parte lo mejor posible, lo que potencia las fortalezas que tenemos y nos conduce al éxito en las metas que nos planteamos, en eso radica en gran medida nuestra probada resistencia y la persistencia de nuestra decisión de luchar hasta vencer, garantía de sostenibilidad de nuestro proyecto, “contra viento y marea” como se dice.


Pero este 26 es diferente, los disturbios ocurridos el 11 de julio en varios puntos de nuestro país, casi al unísono, como algo previamente sincronizado, nos alertan. Muchos lidercillos pagados se han ocupado de proclamar que “esto venía preparándose desde hace mucho tiempo”, en un decirme y contradecirme propio de la mecánica de la mentira, la desinformación y la manipulación, que parecen ser sus únicas armas.

 

El aumento de las acciones diversionistas y los llamados a un estallido social denotaban su nivel de decisión de aprovechar la coyuntura generada por la pandemia y la agudización del bloqueo con que el imperio pretendió “darle el tiro de gracia” a la Revolución cubana, pero esa bala ha estado preparada en la noria tantas veces y nunca aparece la ocasión propicia para ser disparada.


Pero no fue el hecho de la escalada en la frecuencia y magnitud de las acciones, fue más bien verle la cara-la fea cara- fascistoide al adversario, con su carga de odio, frustración, traducida en ira desatada, desbordada en violencia, en la vandalización de sus protestas, que de haber sido orientadas con fines de dar a conocer su descontento e inconformidad o frustración ante un estado de cosas, que no satisfacía sus necesidades más perentorias, ni sus legítimos intereses de bienestar y ejecutadas por sectores que llegaron a un punto en que decidieron exigir la solución a sus problemas y carencias pendientes de solución, habrían transcurrido pacíficamente. Pero en lugar de las pancartas, con mensajes demandantes, de consignas y canciones, los insultos, los llamados a la destrucción de la obra edificada y de las personas que salieron a defenderla, las piedras, los palos, las botellas, algunas de ellas incendiarias, los actos vandálicos, el irrespeto a la ley, el desafío a la autoridad, fueron el sello que signó estas protestas.

 

Para tratar de acusar a los revolucionarios que salieron a enfrentarlas y a las fuerzas del orden que salieron a contenerlas, de represores, pregonaron ante el mundo que se trataba de manifestaciones pacíficas, esa fue la línea fundamental del discurso, para añadir a su narrativa de los hechos, los matices perversos de la post verdad. Así han logrado que voces de personalidades en el mundo, incluso conocidos por una sistemática acción mediática que los coloca entre los formadores de opinión, se sumen, manipulados y confundidos al coro de difamaciones y sean utilizados en la creación de una matriz de opinión diversionista, que solo sirve a los intereses del imperio, pues tributa a la construcción de los pretextos para la agudización del bloqueo, el sostenimiento de las medidas políticas y diplomáticas aplicadas y la implementación de otras nuevas, en la creación de un escenario de inestabilidad e ingobernabilidad en nuestro país, que justifique una anhelada intervención militar.


Vista de cerca, olida, tocada, visualizada en toda su agresividad la faz del odio ciego que despierta la Revolución, su obra y el pueblo que la defiende, entre sectores alienados de nuestra sociedad, ganados por la apatía, la desidia e incluso la antipatía e incompatibilidad de principios e intereses con el patriotismo, la identidad de nación y los sentimientos de amor que nos asisten y sostienen hacia la Patria toda, la de todos los cubanos.

 

Conscientes de que en la imperfección de la obra y en los muchos obstáculos que hemos debido sortear, radican las causas de esas inconformidades y disensos, en las insuficiencias del trabajo de formación de esas masas que precisaban, no de tratamiento igualitario, sino más bien prioritario, especialmente dirigido, intencionado, debido a los rezagos de una desventaja y marginalidad heredadas.

 

Son conocidas muchas políticas, acciones, proyectos y programas, orientados a atender y resolver estas diferencias, pero de la insuficiencia de las mismas hablan los hechos del 11 de julio, con protagonismo de esos sectores, no en la planificación, pero sí en la ejecución de los hechos. Se impone que revisemos hasta el detalle, cada falla que no hemos logrado subsanar, cada vacío que no hemos logrado llenar, cada resquicio por el que penetraron los oportunistas para utilizar como caldo de cultivo para sus fines desestabilizadores a NUESTROS DESCONTENTOS y sumarlos a su causa, enfrentándolos a su pueblo y al único estado que puede y de hecho está obligado a trabajar por la solución de sus problemas y el mejoramiento de sus vidas.

 

Magia no podrá hacer el Estado, pero sí, de conjunto con todas las estructuras creadas y en conjunción con todos los que tenemos sentido de patria y de pueblo, podremos resolverlo. Me viene a la mente la magistral frase de la Heroína Vilma Espín, Presidente de la FMC cuando en una histórica entrevista concedida a una periodista en relación con el tema de la prostitución emergente en llamado Período Especial en nuestro país, planteó: “Ellas son prostitutas, pero son nuestras prostitutas”.

 


Así, este 26, nos trajo, las mismas batallas, ahora recrudecidas y otras nuevas, que reconocimos o descubrimos ahora, pero que enfrentaremos con la convicción de que ¡“Este es nuestro Moncada”!

 

Aviso legal:

Figura/foto/meme toamdo del muro de un amigo (Legionario Cubano) 

 

Derechos sobre el contenido del texto reservados del autor. © 2021