Bajo Lupa 22

Un espacio, para ver lo que no quieren que veas en la propaganda anti cubana.

En esta ocasión: No todos somos cubanos
Por Henrik Hernandez


Antes de comenzar quiero dejar por sentado, que no soy diplomático, ni jurista, ni pretendo caerle bien o mal a determinadas personas, ni busco enemigos ni amigos. Sólo deseo dejar sentado desde el punto de vista moral y legal el significado de adquirir la ciudadanía de EE. UU. No juzgo tampoco a nadie porque tome tal decisión, es una cuestión personal de cada cual.

 

Pero condeno que existan individuos que han tomado tal decisión y se presentan como cubanos, postulen ser representantes del pueblo de Cuba y se conviertan en jueces, fiscales y casi asumen el rol de verdugos contra la tierra que los vio nacer, su pueblo de origen y la dirección política y administrativa de la República de Cuba.

 

Esos personajes se autojustifican con la frase”todos somos cubanos”. Eso no es cierto. Para ser cubano no basta con haber nacido en Cuba, ni tener afición por el beisbol, jugar domino los fines de semana y bailar salsa. Para ser cubano hace algo más y ese más es patriotismo, principios y ser fiel al pueblo de Cuba y defender su gobierno, que en definitiva es autodefenderse.

 

Dejemos atrás las consideraciones personales y tomemos el tema central: no todos somos cubanos.

 

Es una tendencia universal que los emigrados por todo el mundo con el tiempo, al menos en una gran mayoría, asume la ciudadanía de otros estados y/o se convierten en súbditos de principados, potentados y reinos, donde se radican. Es un proceso normal a nivel mundial, pues ello otorga ciertos derechos y oportunidades, denegados a los no nacionales, pero eso significa también adquirir ciertos deberes. Eso llama adquisición de la ciudadanía por naturalización. Cada nación tiene leyes que regulan ese proceso.

 

En este trabajo nos referiremos a los aspectos más importantes sobre la adquisición de la ciudadanía norteamericana (EE. UU.) La entrevista y el juramento.

 

La entrevista y su contenido tiene relación directa con el juramento y las exigencias planteadas por las leyes norteamericanas, las practicas estándares tienden a variar entre las oficinas regionales basadas en el tamaño y los tiempos de procesamiento, por los que las experiencias individuales pueden o no coincidir. Conozco a personas que tuvieron que responder a la pregunta de si están dispuestos a empuñar las armas y combatir contra Cuba, en caso de guerra entre nuestras dos naciones. Se convirtieron en ciudadanos americanos, entonces no hay que ser muy ducho para conocer que repuesta dieron.

 

Después de la entrevista le corresponde la ceremonia donde se realiza el juramento, que puede ser directamente después de la entrevista o posteriormente en otra ocasión a la cual se le envía una citación al interesado.

En ese juramento el interesado asume sus compromisos con su nueva nación y expresa:

“I hereby declare, on oath, that I absolutely and entirely renounce and abjure all allegiance and fidelity to any foreign prince, potentate, state or sovereignty, of whom or which I have heretofore been a subject or citizen; …”

 

Se traduce al español como:
“Por la presente declaro, bajo juramento, que absoluta y enteramente renuncio y abjuro toda lealtad y fidelidad a cualquier principado, potentado, estado o soberanía extranjeros, de quien o del cual haya sido sujeto o ciudadano; …”

 

En este punto, el más importante, se pretende ignorar por esos que se quieren erigir como cubanos, pues han implícita y explícitamente “renunciado y adjurado” a la ciudadanía cubana.

 

En determinados debates en grupo e individuales, no han faltado quienes han refutado mi posición, sobre la supuesta de que ello no tienen que ser leales al Partido Comunista de Cuba, a lo cual yo les pido que me muestren en que parte del juramento a la ciudadanía americana se habla del PCC. Intenta manipular sobre posiciones pseudo lógicas y políticas.


Otros intentan llevar la discusión al campo de los sentimientos y tradiciones culturales, lo cual pudiera ser aceptado hasta cierto punto de vista, pero la lealtad moral es una cuestión universal, que al violarse la misma en relación con la ciudadanía cubana, como es en este caso, renunciando a ella como se hace en EE. UU. tiene mayor peso que cualquier otro argumento. No se puede tener doble moral. Eso es un conflicto de interés.

 

Eso no sólo es una posición jurídica, sino también moral. Quien asuma esa posición d’ fatum y d’ jure deja de ser cubano. Uno se puede preguntar entonces, ¿por qué Cuba no reconoce la doble ciudadanía?, como exigen algunos desde EE. UU. La cuestión en un caso como este no se sustenta objetivamente, no corresponde, pues la persona a “renunciado y abdicado” de la ciudadanía cubana. Por lo tanto no es cubano, aun en el caso de que Cuba reconociera una doble ciudadanía.

 

Surge la cuestión, de que Cuba en su legislación reconoce la “ciudadanía efectiva”, un concepto de que al arribo del territorio nacional, la persona independientemente de tener otra ciudadanía es en automático cubano y dentro de las fronteras estatales no se le reconoce otra ciudadanía.

 

¿Es malo o bueno eso? ¿Cuáles ventajas y desventajas tiene semejante concepto? Son interrogantes, que se suman, pero no es objetivo de este trabajo entrar en ese asunto. Personalmente respondo que la Constitución vigente en la República de Cuba, fue aprobada por el 86% de los votantes, por lo tanto no es asunto mío cuestionar esa decisión, es un deber de aceptar lo decidido por la mayoría del pueblo de Cuba, independientemente de mi posición, pero si expreso, que quienes actúan así (jurar renuncia y abdicación a la ciudadanía cubana) no son cubanos, independientemente del documento que porten, pues es una cuestión de lealtad moral respaldada con fuerza jurídica.

Otra cuestión es que muchos, en estadística dudosa, tratan de presentar a los descendientes de cubanos de segunda, tercera y cuarta generación como cubanos con fines propagandísticos. Tampoco corresponde, pues para que ellos sean reconocidos como cubanos, deben los padres presentarse en los consulados y llevar a cabo las formalidades de acuerdo a las leyes cubanas. Quien no lo haya hecho no es cubano.

 

Por último quisiera referirme a quienes desde sus cómodos “trabajos” atacan a Cuba en medios sociales y convencionales asumiendo una pseudo cubania, y al mismo tiempo gritar “yo soy americano”.

 

Muchos dicen “Cuba es de todos los cubanos”, sí es verdad, Cuba es de todos los cubanos, en eso no cabe, ni hay dudas, el problema para algunos, es que ellos, precisamente no son cubanos.

 

Quien renuncia a ser cubano, no es cubano y mucho menos si se convierte abiertamente en agente de influencia del enemigo.

 

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