Tecnología política del enfrentamiento entre la Revolución Cubana y la contrarrevolución anticubana

Por Henrik Hernandez -Guardián y Ungido de los Misterios

 

En Cuba se está dando una batalla suigéneris donde ambas partes – la contrarrevolución por un lado y el poder revolucionario por otro – están empleando tecnologías políticas.


La contrarrevolución orienta su objetivo de lograr la recognoscibilidad, para obtener reconocimiento de sus acciones en el extranjero y con ello garantizar inmunidad e impunidad ante las transgresiones del orden público y constitucional de la nación y al mismo tiempo capitalizar sus acciones nivel de conciencia social a través de la propaganda sobre supuesta represión que de facto no ha tenido y al parecer no tendrá lugar.


El error de la contrarrevolución, es que al no poder doblegar u obligar al gobierno cubano y sus autoridades a actuar en función su estrategia, para que este desprecie la tecnología política y emplee medidas metódicas, la contrarrevolución no logra la capitalización que espera y por lo tanto a mediano y largo plazo la misma (tecnología política de la contrarrevolución) se convierte en metodología que los lleva al fracaso. Las últimas acciones ante el MinCult en Cuba y las acciones de los artistas (y supuestos artistas) del fallido movimiento San Isidro así lo demuestra.


El gobierno y autoridades cubanas están empleando la tecnología política de la contrarrevolución para que esta pierda el balance por su propia fuerza, de la misma forma que se hace en las artes marciales y con ello capitaliza sus acciones ante toda la población cubana dentro de la Isla.

 


El error de las autoridades cubanas, desde mi punto de vista, es que no logra crear una acción de tal magnitud y carácter en las redes sociales y otros medios que logre capitalizarse dentro la emigración cubana y con ello neutralizar la influencia de las acciones de aquellos individuos en el extranjero - blogueros como  Ota Ola y otros de su misma camada - cuentan con cierto reconocimiento a través de la presentación de propaganda cuyo basamento es la tergiversación de la realidad cubana a través de la presentación de la supuesta”responsabilidad" de las autoridades cubanas de la situación que vive el país y omitiendo el factor esencial el bloqueo imperialista y la subversión organizada y financiada desde el exterior con fines geopolíticos – la incorporación de Cuba al dominio imperial del norte revuelto y brutal.