Guerra psicológica contra Cuba. EL Arte de la Contrainteligencia. (Décima Parte)

 

Por Henrik Hernandez

Guardián y Ungido de los Misterios



Guerra psicológica, también conocida como Operaciones psicológicas, no es más que el impacto psicológico en las fuerzas del enemigo y su población para desmoralizarlos e inducirlos a cesar la resistencia, a través de la influencia en los sentimientos, convicciones, razonamientos induciendo y/o reforzando actitudes y comportamientos en beneficio de los propósitos de la nación, grupo o país que desarrolla la ofensiva psicológica propagandística.
La guerra psicológica se libra en combinación de otras acciones como las sanciones económicas, presiones diplomáticas, etc. que se refuerzan mutuamente y son utilizadas con el mismo fin - la rendición del enemigo.


En el caso de Cuba la guerra psicológica se libra con una política belicosa de bloqueo económico, comercial y financiero, la formación de organizaciones de supuestos “opositores” y “defensores de derechos humanos”, acusaciones falsas ante instituciones y organizaciones internacionales, la trasmisión de programas radiales y televisivos (Por ejemplo TV y Radio Martí) pero son muchos más.


Con el surgimiento y desarrollo de las tecnologías de información modernas, teléfonos celulares, ordenadores, redes sociales, Internet, etc. el campo se abrió para incorporar combatientes informales y otros supuestamente informales, pero que en realidad son parte institucional del sistema propagandístico contra Cuba.


La guerra psicológica se puede dividir en dos grandes campos:


1) La blanca - acciones ofensiva en el campo de la propaganda, donde se glorifican el sistema económico y social de los EE.UU.  como modo de vida, a sí como el cultivo del mito del excitó personal en un sistema de supuestas oportunidades, donde se puede alcanzar los sueños, aparentemente mutilados por la Revolución Cubana, e incitando a emigrar al paraiso


2) La negra - acciones netamente ofensivas donde se divulgan difamaciones sobre supuestas y reales situaciones en el modo de vida interno y sistema político-económico de Cuba, pintando todo de negro y crear sentimientos de desprecio y odio irracional contra todo lo que tenga que ver con nuestra patria e ignorando las causas reales haciendo responsable de ellas a los cubanos dentro de Cuba y a la dirección del país.


Antes de continuar hay que definir que es realmente ser cubano, pues mucho creen que defender el poder del capital ya sea nacional o extranjero, el ser hijo o nieto de emigrantes cubanos, los convierte automáticamente en cubanos y de ahí el empleo del falso concepto cubanoamericano.


Ser cubano, es luchar por democratizar nuestro país a través de socializar la democracia, no privatizándola; para que el pueblo de Cuba pueda aumentar su poder real sobre sus destinos políticos y económicos y por el eliminar el bloqueo económico.
Los combatientes de la guerra psicológica que se libra contra Cuba, sean formales o informales aparentan no darse cuenta de que, de que la cubanía defendida por ellos es el reflejo de la asimilación cultural y la supeditación psicológica a intereses económicos de los enemigos de nuestra patria.


En esa guerra psicológica se emplea el concepto de cubanoamericano de forma indiscriminada y discriminatoria también, pues cuando un de sus miembros comete delito, en las noticias no se habla de su americanismo, sino que se destaca solamente la condición de cubano y cuando se trata de personajes que defienden el poder del capital y retrogrado enemigo de todo lo que signifique cubanía, se les dice cubanoamericano, como es el caso del Senador Marcos Rubio, hijo de emigrantes económicos, devenidos en víctimas políticas en la biografía del mismo; nacido en Canadá y convertido en ciudadano de los EE.UU. y que nunca ha tenido ninguna relación real con Cuba y jamás ha solicitado la ciudadanía de la patria de sus padres, la cual pudiera adquirir de acuerdo a la legislación cubana. Por lo tanto de cubano no tiene nada a ningún nivel ya se cultural o jurídicamente.


Dentro de los combatientes formales de guerra psicológica contra Cuba podemos encontrar Iliana Hernández, Eliecer Ávila y Liu Santiesteban, Rodiles dentro de amplio grupo que desarrollan proyectos y por supuesto viven de ello. Otro grupo de aguerrido son los informales, que sin pertenecer a los primeros por diversas razones venganza personal, justificación psicológica de sus propios actos de infidelidad a la patria cubana, justificar ante la opinión publica en el país receptor su residencia, etc. se unen a las campañas difamatorias, convirtiéndose con ellos en ciegos instrumentos de los enemigos de la nación. Entre estos últimos podemos citar a, Carlos Pereda, Elisier Peña, José Mario Campos, etc.
En el campo propagandistico los límites entre ambos grupos es difusa, pero el fin y las consecuencias de sus acciones son las mismas.


Entre las direcciones de la guerra psicológica contra Cuba podemos nombrar:
a) Glorificación de la República Mediatizada como un ejemplo de prosperidad e ignorando las desigualdades sociales de la época;

b) Glorificación de cualquier persona que cometa desde delitos comunes hasta actos de terrorismo como héroes invasores de Bahía de Cochinos (Playa Girón y Playa Larga), Posada Carriles, Orlando Zapata, Enrique Encinosa, Agapito Rivera y otros;

c) Denigración de las ideas socialistas y comunistas pretendiendo igualarlo al nazismo;
d) Difamación sobre la vida y obra de los héroes de Cuba y la lucha revolucionaria como el Ché Gevara y Fidel Castro etc.;
e) Justificación conceptual de agresiones económicas, comerciales y financiera contra Cuba y los cubanos;

f) Negación de la existencia del bloqueo yanqui y el empleo de semántico de la palabra embargo;

g) Ataques propagandísticos contra toda medida y/o actividad de Cuba, con el fin de crear descontento y daño económico, etc.


Quienes atacan a Cuba, en lo fundamental son emigrantes económicos camuflados de políticos y que al obtener la ciudadanía de los EE.UU. asumen el siguiente compromiso moral y jurídico: “Por la presente declaro, bajo juramento, que absoluta y enteramente renuncio y abjure toda lealtad y fedilidad a cualquier principado, potentado, estado o soberanía, de quien o del cual haya sido sujeto o ciudadano, …” De ahí podemos decir que nos encontramos ante el fenómeno de una protonación en busca de un territorio sobre el cual imponer su poder colonial y explotar humanos y recursos naturales.

Como vemos quienes libran la guerra psicológica contra Cuba son expresión política de la existencia de la protonación cubanoamericana lo cual aun no ha sido concientizado ni por los integrantes de la misma.
Por lo tanto cuando el Sr. Valer habla de “patriota cubano” -escibí hace 10 años - realmente se refiere a patriota cubanoamericano.  Esa es la cuestión, esa protonación, mantiene un diferendo político, económico, militar y territorial con la nación cubana. Sólo basta con ver en el contexto de las relaciones socioeconómicas de estas para tener claro esta situación.


El desenlace del enfrentamiento protonación cubanoamericana vs cubana será, por necesidad histórica, una catástrofe o bien para Cuba, si se impone el poder colonial de la primera sobre esta o bien para los EE.UU. que se vera envuelto en una lucha secesionista de la Florida si fracasa el intento de conquista de la nación cubana por parte de los cubanosamericanos. 

 


Claro es una catastrofe humanista y sentimental el desarrollo de los acontecimientos de esa forma para las personas que han tenido que sufrir tal transformación. Las naciones, los estados y fronteras siempre se han movido bajo la fuerza de la ingeniería geopolítica e histórica, pero la humanidad perdura. No soy responsable directo, ni indirecto del desconcierto psicológico que reina en esa protonación, que debe buscar asiento geográfica en el territorio de nacimiento, sólo encauso su interpretación intelectual.

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