Por Henrik Hernandez
”Episodio tras episodio se va a representar por sus proporciones una gran tragedia, la muerte del más irreductible pueblo en la tierra”,escribió Allen Welsh Dulles, ex-director de la CIA, en sulibro El arte de la Inteligencia (The Craft ofIntelligence) en referencia a su programa para la destrucción de la URSS.
Hoy podemos apreciar que ese mismo programa es aplicable y se lo aplican al pueblo de Cuba. Esta vez en una versión mucho más refinada bajo el manto de la Circular TC- 1801 “La guerra no convencional Fuerzas Especiales” de Noviembre del 2010.
Contra el pueblo de Cuba se libra una guerra no convencional en todas las esferas de la vida social y económica: bloqueo comercial, económico y financiero, actos terroristas, acciones con entes bacteriológicos, etc. Pero un talón de Aquiles de los EE.UU. en su política anticubana ha sido la imposibilidad de coadyuvar a la creación y consolidación de un frente de organizaciones internas opositoras. Cuestión que destaca el emigrante cubano Eliécer Avila, al decir en referencia la pueblo de Cuba y su dirección política, ”ellos están extremadamente organizados, extremadamente unidos,…”
Hoy el imperialismo yanqui intenta actuar y lograr eso de una forma inversa convirtiendo a cada cubano fuera del país en un embajador de su política. Para ello Eliécer Ávila, ha llegado a la “brillante idea” (¿cuán propia es? cabría preguntarse) de proponer la organización de un proceso eleccionario con la participación de organizaciones opositoras (no se especifica si del exilio también, pero me imagino que sí) para ”aplicar la democracia a los cubanos” en referencia a la oposición y la migración, para ”legitimar un frente común.”
A mi no me quedó claro quienes ejercerían ese derecho a voto, si los miembros de las organizaciones o si la masa de emigrados sería convocada. De aplicarse la segunda variante, quedaría montada y legitimada una protonación sin extensión territorial para ejercer soberanía, pero erigido en proyecto enemigo para la confrontación, inclusive militar, lo cual parece que Eliécer sabe y está conciente de ello, pero no se lo expresa abiertamente a sus seguidores, sino que lo formula en una exposición de mercadeo con una “falla psicológica” al decir , que se pagaría un alto precio, “incluso con la vida.”
Cada organización que se sume al proyecto democratizador de Eliécer Ávila. Debe aportar un delegado que redactarán las bases de esas elecciones (una especie de Constituyente), que de hecho si se realizan legitimarían la ya existente división entre una gran parte de la migración cubana en el exterior y la población de la Isla. Como el plan incluye la participación de organismos y organizaciones internacionales, entre ellas la ONU, d’ faktum sería el reconocimiento a nivel mundial de un “cuasigobierno” como interlocutor a la hora de tratar los asuntos de Cuba según la visión de Eliécer Ávila expresa, que es “prioridad absoluta el tema de la unidad, sobre todo en el terreno de las ideas” y discurre sobre toda una estrategia para lograr el fin.
Eliécer Ávila pretende erigirse en un especialista de mercadeo y vende su visión, programa y planes para Cuba, basando las mismas, sin reconocerlo, que sólo se puede lograr utilizando al potencialidad cultural y económico creado por la Revolución y las riquezas naturales de Cuba, que han sido salvaguardadas como patrimonio de la nación gracias a la política del estado socialista y revolucionario. De no haber sido por ello nada de eso existiría en función de la nación, eso él no lo dice.
Los planes del opositor de marras se basan en una versión propia de los programas de desarrollo elaborados por la dirección política y gobierno cubano, en los lineamientos para el desarrollo social y económico de Cuba hasta el 2030, sólo que le pone el tinte neoliberal e ignora la influencia y rol de un fenómeno que afecta a Cuba, ”el bloqueo”, al decir, que ”Cuba es pobre porque le da la gana.”
Por lo tanto cabría preguntarle como podría él con su visión de desarrollo nacional lograr aplicarlo si ese ”future gobierno”, el cual él propone, se viera bajo la presión de una Guerra económica, comercial y financiero como la que la sufre Cuba hoy. Por supuesto no tendría respuesta, pues sería la negación de su propio yo, incluso si decidiera dar una explicación, no sería convincente, ni realista.
Vayamos al campo de la especulación y formemos dos variantes de ese futuro hipotético cercano. Primero, suponiendo que la Revolución Cubana fuera derrotada, de una forma u otra, el futuro gobierno para sobrevivir en el poder solo podría hacerlo entregando las riquezas nacionales y al potencialidad económico creado hasta hoy, al capital internacional para su expropiación y destrucción respectivamente. Segunda variante, que mantenga una posición nacionalista y en defensa de la soberanía nacional (cuestión que creo no sería la real), entonces el imperialismo yanqui le aplicará todo el poder económico, diplomático y militar para sustituirlo por uno que docilmente aplicaría la primera variante. Por lo tanto el proyecto de Eliécer Ávila, sólo es un programa entreguista como otros más.
Eliéce Ávila, la pregunta no es ¿cuánto nos cuesta “la dictadura”?,sino¿cuánto nos va costar tu proyecto en el hipotético caso de se lleve a cabo?
Podemos plantear con toda seguridad que el Proyecto está dirigido a la creación de condiciones para lograr al movilización pacífica de las masas cubanas agobiadas por tantos años de bloqueo y legitimar a una oposición extraterritorialmente. La pregunta es, cuán pacífico sería un movimiento en contra de la Revolución Cubana, después de que (teóricamente) lograda la movilización pacífica, se pasa a la fase violenta.
Cuba se encuentra de nuevo ante la disyuntiva de sobrevivencia como nación y estado soberano e independiente, para ellos debe trazar y/o activar lo mejor de su política externa para abortar tales planes y continuar trabajando en la desarrollar su economía y trazar lineamientos para la conservación de su potencial intelectual que desangra al país con la migración.
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