Por Henrik Hernandez
Los debates en Facebook, en ocasiones se tornan "candentes" primando a falta de conocimiento de algunos participantes sobre los temas que se tratan, que ni siquiera se molestan en comprobar los basamentos de sus exposiciones. Una razón de ello es la corta memoria histórica y pobreza de apreciación sobre la historia patria.
En el exterior, es decir los cubanos que viven en otros países, han perdido su memoria histórica, pues tratan de describir al periodo revolucionario como un fracaso, una especie de camino erróneo y eso conlleva a las tendencias de envenenar ideológicamente el debate a través de glorificar al pasado en la seudo república y las acciones de aquellos que cometieron y/o cometen crímenes contra el pueblo de Cuba.
Aquellos que justifican el bloqueo contra el pueblo de Cuba, que glorifican a una Cuba, que solo existía para un grupo elegido de oligarcas y que se manifiestan hipercriticamente, d’ jure y d' faktum se convierten en apéndices de la política norteamericana contra nuestra patria y por ello abdican de su condición de cubanos, asumiendo el triste rol de cipayos modernos, es decir de élite relegada de anticubanos sin esencia nacional, ni patriótica.
La falta de argumentos son sustituidos por frases lacónicas, palabras ofensivas y groseras, tanto contra otros participantes en los debates, como contra de aquellos hombre que la historia los llevo a desempeñar un rol determinante en la conservación de la cubanía, la independencia y soberanía patria, en primer lugar contra Fidel Castro. Eso es una manifestación de la falta de ética elemental a la hora de exponer los criterios.
Dentro de Cuba, han surgido voces, en ocasiones como manifestación de egos morbosos y narcisistas, muy hipercríticas en relación a la realidad sobre la supuesta bases de defender los propios valores revolucionarios, pero incapaces de reconocer las causas reales, solo llevando el análisis a subrayar la supuesta incapacidad del sistema cubano para resolver los problemas creados. Una cuestión muy fundamental, es la incomprensión de que la crisis cubana es circunstancial y no estructural. Esto los hace aliados de aquellos que en el exterior se manifiestan contra todo lo que representa Cuba. Es allí el punto de encuentro entre contra- y antirevolución, entre anexionistas y entreguistas, entre voluntarios y rayadillos.
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