Por Henrik Hernandez
Cuba se enfrenta a tareas muy grandes en condiciones de plaza sitiada por los EE.UU. y sus estados vasallos y ante un eminente traspaso generacional y político del país.
Tantos amigos, enemigos, admiradores y detractores debaten sobre el futuro de Cuba a muy corto plazo. Deseo señalar mi posición personal de como debe ser esa Cuba.
Primero, la nueva dirección del país, que será electa como continuadora de las tradiciones históricas, debe confirmar que el rumbo político del país es el socialismo, de que no habrá regreso al capitalismo y de hecho dejar plasmado que nuestra patria no dejará su ideología y que desarrollará la democracia socialista y al mismo tiempo se opondrá a cualquier intento de plantar la democracia occidental y su falso modelo multipartidista, siguiendo adelante con su propio modelo.
Segundo, al ser un país socialista fortalecerá el rol del Partido Comunista de Cuba, como ente aglutinador de los cubanos comprometidos con la idea de la construcción de la sociedad socialista, como partido de toda la nación, donde tienen cabida todos los hombres y mujeres de buena voluntad bajo la égida del marxismo-leninismo y el pensamiento martiano.
Tercero, Cuba debe perfeccionar aún más, su sistema legal, de forma tal que sirva de premisa para el desarrollo exitoso en las esferas sociales y económicas, además de garantizar las seguridad de los sistemas computarizados y de Internet, en condiciones de agresión tecnológica e ideológica.
Cuarto, Cuba debe desarrollar un política tal en el plano económico que permita una economía fuerte y prospera, como premisa del desarrollo social, el fortalecimiento y modernización de sus fuerzas armadas.
Quinto, Cuba debe ser flexible y lograr aglutinar a los países de América Latina alrededor de los principios fundamentales de educación general, gratuita y obligatoria, sistema de salud pública para todos y la solidaridad.
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